Seguramente cuando Sergio Massa concurrió a la quinta de Olivos, hace mas de un año, sabia que su relación con el matrimonio presidencial se vería complicado, algunas promesas incumplidas, Moreno, el INDEC, fueron temas que no pudo manejar, no por incapacidad, sino por imposición.
Escribió Shakespiare: hay entre el cielo y la tierra cosas que ni tu propia imaginación imagina, y Sergio seguramente no imaginó que el desgaste de su relación con los “K” llegaría a tal grado.
Ni lerdo ni perezoso, y dueño de muchas ambiciones, el joven político teje su trama sin apostar todavía a ninguna alianza, seguramente haciendo mas humo que fuego, mantiene conversaciones con Julio Cobos, tal vez en el entendimiento que la distancia de Cristina dificulta la caja, pero suma a su imagen de hacedor.
El obediente Scioli, el calladísimo de Narváez y el carismático Massa deberán competir o acordar para lograr el manejo de la provincia de Buenos Aires.
EN EL HCD DE TIGRE TODAS LAS VOCES TIENEN SU LUGAR
Hace 2 meses